Una boda sencilla en familia con La Alhambra como invitada

Hablando de momentos de tu boda, ¿te quedas con alguno en concreto?

Antes de la boda tanto Luis como yo te habríamos dicho que con la cena o la barra libre. Sin embargo, después de haberlo vivido todo, si tenemos que elegir, ambos pensamos en la ceremonia. Fue un momento sumamente especial, y ninguno de los dos esperaba que fuese tan emocionante. Al principio pensábamos en la ceremonia como un trámite íntimo y bonito, pero ya está. Y no. Fue para ambos un momento único. A ver, para nosotros lo más importante eran las personas que nos acompañan ese día, lo demás era secundario. Y en la ceremonia sentimos el cariño de los que nos rodeaban y su participación, aunque no estuvieran todos en el altar.

¿Qué te emocionó exactamente?

De la ceremonia no borraré la imagen de tener a mi padre a mi lado y ver a mis sobrinas al fondo de la escalera esperándonos, y todo el pasillo lleno de gente y ver a Luis al final. Todos sabían de la enfermedad de mi padre y todos, sobre todo mucha gente de mi pueblo que lo quieren mucho, estaban muy emocionados. También me resultó emocionante la lectura de votos de Luis y algunos momentos en que Guille, el maestro de ceremonias, hizo referencia a nuestra infancia. Los discursos de todos y cada uno de nuestros amigos fueron realmente emotivos y los disfrutamos mucho.

Y ese momento, además, después de unas semanas muy duras. ¿Te apetece hablar sobre eso?

Por supuesto. Planificar nuestra boda ha sido muy bonito e ilusionante, Javi, pero también estresante en algunos puntos. Habíamos ido superando los obstáculos y conseguimos congregar a toda la gente que queríamos tener con nosotros. Y al acercarse la fecha surgió la dificultad más dura: mi padre cayó enfermo. Ese era mi mayor miedo. ¡Estuvo encamado hasta el mismo día de la boda! Además, estaba lloviendo y la logística de la ciudad era compleja porque justo el día de mi boda se produjo el desfile de las fuerzas armadas y la visita del rey a Granada, y toda la ciudad era una locura. Y fue difícil procesar esa mezcla de emociones, de alegría, de miedo y de preocupación.

Y esa ceremonia era lo que os merecíais después de tanto desafío…

Pues sí. Sobre todo fue difícil tratar de seguir adelante cuando mi padre cayó enfermo días antes de la boda, porque ya se encontraba muy bien en estos meses. Y para nosotros fue increíble ver a tanta gente distinta en nuestra boda, gente de diversos lugares, unida, feliz y acompañándonos. Nuestros familiares y amigos fueron muy cariñosos con nosotros y entre ellos había un ambiente inmejorable. Fue muy emocionante. La valentía de mi padre, la entereza de mi madre, que aparcó por un momento su preocupación, la atención de los padres de Luis hacia los míos. Mis sobrinas, que estaban preciosas. Y todos los niños jugando. Las chácharas con Salvatore, Luana y nuestros padres. La diversión con todos los amigos de Luis y mis amigas. Y todo eso rematado con los «vivan los novios» de la gente de mi pueblo. Fue increíble.